16 Dic

Esta mañana he tenido una conversación muy interesante: a mi compañero de trabajo no le gustan las Navidades. He visto también por las redes sociales comentarios de internautas que desean que estas fiestas pasen rápido. Por lo que veo, la imagen fantástica de la felicidad de la Navidad no llega a todos. Hay quien quisiera ponerse a dormir la noche del 24 y levantarse el día 7, desaparecer del mapa, dejar de existir, convertirse en humo, desvanecerse. Realmente son días en que los sentimientos están a flor de piel porque nos han vendido la película que durante la Navidad (y me pregunto por qué sólo durante esta época) tenemos que vivir con unión y armonía; como si el mundo se detuviera durante estas fechas, como si por unos días los sentimientos negativos dejaran de existir y las comidas familiares estuvieran formadas por familias idílicas que vivieran en el paraíso antes de que Eva se hubiera comido la manzana.

descargaLas comidas de empresa son otra costumbre que remarca estas fiestas, sobre todo cuando llegas tarde al restaurante y tienes que sentarte junto al compañero que no cae bien a nadie o aún peor, al lado de tu jefe, a quien  deberás  reír las gracias durante una comida que se te puede indigestar. A pesar de todo, decides aprovechar la oportunidad para intentar ser lo más cordial posible y estar a la altura de las circunstancias, aunque te cueste un dolor de tripa.

Después de reflexionar mucho sobre el tema, he llegado a la conclusión de que la Navidad requiere de entrenamiento. ¿Como, sinó, podemos superar año tras año esta prueba de fuego? He estado pensando diferentes formas de aclimatar el cuerpo y la mente a tan entrañables fechas, pero he concluido que esta debe ser una actividad individual y consciente, una actividad que requiere el mismo esfuerzo y rigor que ir a correr todos los días, de hecho más que una actividad  se trataría de un gran reto.

Os reto a ser deportistas emocionales, a poner en práctica cada día actitudes positivas ante la vida, ante los problemas y los deseos; pero sobre todo os invito a practicar este nuevo deporte con las personas que tenemos cerca. Se trata de no dejar de expresar las emociones cuando los sentimientos nos abrumam, de decir «te quiero» cuando está a punto de salir la palabra mágica de tus labios temblorosos, se trata de abrazar, acariciar y felicitar cuando tu corazón te lo pida y no la sociedad lo imponga. Se trata de sacar toda la ternura y dulzura que tienes dentro y que envuelves, proteges y escondes para que no se te vea frágil, porque no es el momento o el lugar adecuado o por miedo muchas veces a tener un desengaño. Sé que éste no es un deporte cualquiera, es un deporte sólo para los más atrevidos y conscientes, para aquellos que deciden apostar, para aquellos que quieren ensanchar su corazón y vivir en paz, y me atrevo a decirte que si has llegado hasta aquí en este escrito, si no lo has dejado a medias porque te ha parecido ñoño o vulgar, éste puede ser tu deporte, y con todo mi cariño te deseo: ¡Feliz Navidad!

 

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Fruites Barberà os deseamos de todo corazón que tengáis unas Felices Fiestas.

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